
Pregunta de diálogo diario: ¿De qué manera supero mi timidez para servirle a los demás? ¿CMSADE? El mayor obstáculo en el apostolado de la Iglesia es la timidez o más bien la cobardía de los fieles. – Papa Pío X – RIESGO
Pregunta de diálogo diario: ¿Cómo me gustaría disfrutar el fin de semana? ¿CMSCMR? Amarás a tu prójimo como a ti mismo. -MISION
Pregunta de diálogo diario: ¿Cómo vivo mi entrega apostólica? ¿Qué dice esto de mi mismo? Muchos son los llamados y pocos los escogidos – LIDERAZGO
Pregunta de diálogo diario: ¿Cómo queremos refrescar nuestra relación en vacaciones? ¿CMSCMR? Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. – APOSTOLADO
Pregunta de diálogo diario: ¿Cuáles son mis prioridades en este momento? ¿Qué dice esto de mi mismo? Y muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros – ENFOQUE
Pregunta de diálogo diario: ¿En qué aspectos consideras que debo crecer? ¿CMSCMR? Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme – PERFECCIÓN
Pregunta de diálogo diario: ¿Reconozco las obras que ha hecho el Señor en mi sacramento? DEDA?
“Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: “”¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!””Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: “¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!”” María dijo entonces: Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque se fijó en su humilde esclava, y desde ahora todas las generaciones me llamarán feliz. El Poderoso ha hecho grandes cosas por mí: ¡Santo es su Nombre! Muestra su misericordia siglo tras siglo a todos aquellos que viven en su presencia. Dio un golpe con todo su poder: deshizo a los soberbios y sus planes. Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su siervo, se acordó de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a sus descendientes para siempre. María se quedó unos tres meses con Isabel, y después volvió a su casa. Lc 1:39-56″