
Pregunta de diálogo diario: Sabiduría 9:13-18B – ¿Cuál es mi sentimiento más fuerte al escuchar las palabras de las Escrituras hoy?
¿Quién es el hombre que puede conocer
los designios de Dios?
¿Quién es el que puede saber lo que el Señor tiene dispuesto?
Los pensamientos de los mortales son inseguros
y sus razonamientos pueden equivocarse,
porque un cuerpo corruptible hace pesada el alma
y el barro de que estamos hechos entorpece el entendimiento.
Con dificultad conocemos lo que hay sobre la tierra
y a duras penas encontramos lo que está a nuestro alcance.
¿Quién podrá descubrir lo que hay en el cielo?
¿Quién conocerá tus designios, si tú no le das la sabiduría,
enviando tu santo espíritu desde lo alto?
Sólo con esa sabiduría
lograron los hombres enderezar sus caminos
y conocer lo que te agrada.
Sólo con esa sabiduría se salvaron, Señor,
los que te agradaron desde el principio. Sab 9, 13-19
Pregunta de diálogo diario: Vivir es cambiar, y ser perfecto es haber cambiado a menudo. —-St John Newman ¿Cuál es mi sentimiento más fuerte al escuchar esto ahora?
Pregunta de diálogo diario: En 1945 la Segunda Guerra Mundial terminó en este día. ¿Cuál es mi sentimiento más fuerte al respecto?
Pregunta de diálogo diario: “Para ganar, debes estar preparado para perder a veces”. ¿Cuál es mi sentimiento más fuerte al respecto?
Pregunta de diálogo diario: Hoy es la fiesta de San Félix de Roma. Dijo: “No oponerse al error es aprobarlo; y no defender la verdad es suprimirla…”. ¿Cuál es mi sentimiento más fuerte al respecto?
Pregunta de diálogo diario: La Biblia dice: ¿Cuándo fue un momento en que realmente tuve miedo? ¿Cuál es mi sentimiento más fuerte al recordar ese momento ahora?
Pregunta de diálogo diario: La Biblia dice: “Hijo Mío, conduce tus asuntos con humildad, y serás amado más que un dador de regalos”. ¿Cuál es mi sentimiento más fuerte al respecto?
Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola: “Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte: ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”. Luego dijo al que lo había invitado: “Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos”.Lc 14, 1, 7-14