
Pregunta de diálogo diario: Cuáles son mis expectativas para el inicio de este Adviento? ¿Cómo me siento acerca de eso?
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada.
Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”. Mt24, 37-44
Pregunta de diálogo diario: ¿Por qué me gustaría que me acompañaras en oración?¿Cómo me siento acerca de esto?
Pregunta de diálogo diario: ¿De que estoy sumamente agradecido? ¿Cómo me siento acerca de esto?
Pregunta de diálogo diario: ¿Para qué me gustaría ahorrar algún dinero? ¿Cuál es mi sentimiento más fuerte al respecto?
Pregunta de diálogo diario: ¿Cómo me siento acerca de visitar a su familia para Navidad?
Pregunta de diálogo diario: Qué fruta me gustaría comer esta semana? ¿Cómo me siento acerca de eso?
Pregunta de diálogo diario: ¿Cómo entiendo que Jesús sea el rey de mi vida? ¿Cómo me siento al compartir esto contigo?
Cuando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían muecas, diciendo: “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido”.
También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le decían: “Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”. Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: “Éste es el rey de los judíos”.
Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole: “Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el otro le reclamaba, indignado: “¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho”. Y le decía a Jesús: “Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”. Jesús le respondió: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Lc 23, 35-43